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Por que una nueva normativa

POR UNA NUEVA ORDENANZA DE TERRAZAS EN BARCELONA

Tomarse una bebida, almorzar o tomarse unas tapas en una terraza es un hecho social, cultural y económico de primer orden en ciudades como Barcelona. Bien dimensionado, da cohesión a los barrios, crea vínculos y comunidad, da seguridad alrededor y genera confianza entre el vecindario cercano.

Desgraciadamente, en los últimos años estas premisas no se han cumplido en muchos casos y es necesario reconducir la situación extrema actual para volver a una restauración amiga del vecindario y compatible con la vida cotidiana de una ciudad de trabajadores y trabajadoras.
La masificación turística, la entrada de grandes cadenas de restauración, la especulación y la internacionalización de Barcelona han presionado a todo el sector y han producido grandes cambios, desde la propia tipología del negocio a lo que ahora nos ocupa, que es como hacen servir a estos negocios el espacio público de la ciudad.

Barcelona es una ciudad relativamente pequeña, 101 kilómetros cuadrados, muy densa, muy construida, muy compacta, lo que hace que el espacio público sea también reducido y que sea necesario repartirlo de forma racional entre los diferentes usos: por la movilidad, tanto la activa como en vehículos, por los diferentes mobiliarios y enseres urbanos, por actividades, y también por terrazas. Dado que el espacio es limitado, es necesario racionalizarlo y repartirlo en función de las necesidades y marcando claramente las prioridades.
Por eso desde las entidades vecinales tenemos claro que una prioridad debe ser la de los vecinos y vecinas, y el resto son secundarias. Especialmente cuando de este uso se realiza un negocio, como es el caso de las terrazas.
Tal y como decíamos, tienen su función, pero no pueden resultar el espacio clave de un negocio para hacerlo rentable, deben ser un complemento accesorio del mismo, con absoluto respeto y compatibilidad con el entorno cercano.

El crecimiento del espacio ocupado por las terrazas en Barcelona ha sido exponencial en los últimos años:

  • en el año 2000 había 2.200 terrazas, en 2024 estamos a punto de llegar a las 7.000;

  • y al mismo tiempo, si en 2000, de media había menos de 4 mesas por terrazas, en 2022 se está llegando a la media de 5;

resumiendo: muchas más terrazas y muchas más mesas en el espacio público.

Algunas de las últimas modificaciones de la Ordenanza de Terrazas, como las posibles ubicaciones, o el permitir las terrazas en las calzadas viales, han servido justamente para incrementar notoriamente estos números, a la vez que las introducían en calles y plazas donde antes no había posibilidades.
Es necesaria, pues, una revisión en profundidad de la Ordenanza actual, reconsiderando aspectos como las ubicaciones, los horarios, como el aforo de cada una o el régimen sancionador, que actualmente es tan débil que a pesar de haberlos sancionado, los establecimientos que la incumplen reiteradamente lo siguen haciendo en la gran mayoría de casos.
Asimismo, es imprescindible adecuarla a las nuevas normas de accesibilidad, de sostenibilidad y de impacto en el medio, en especial en lo que se refiere al impacto acústico y de protección de la salud.

Presentamos, pues, una Iniciativa Ciudadana para redefinir el uso del espacio público por las terrazas en una nueva Ordenanza Municipal, con un reparto más justo y razonable que pueda permitir una mixtura de usos más equilibrada. Queremos destacar los siguientes siete puntos:

  1. El espacio de uso público de las terrazas debe garantizar la autonomía, la igualdad de oportunidades y la no discriminación de las personas con discapacidad, tal y como define el nuevo Código de accesibilidad de Cataluña, de obligado cumplimiento.

  2. Las ubicaciones de las terrazas, reconsiderando el lugar y los espacios de acuerdo con las dimensiones del establecimiento, y discriminando entre el uso de acera y el de calzada.

  3. La necesidad de evaluar esta ubicación y su impacto, por tanto, previos informes de impacto acústico, sobre movilidad, y otros.

  4. Con unos horarios compatibles con la vida cotidiana y el descanso del vecindario, especialmente en los días laborables.

  5. Recuperando la declaración de Ordenaciones singulares, que responde a la necesidad de encontrar una solución territorial a problemas enquistados y agravados desde hace muchos años.

  6. Y estableciendo un régimen sancionador efectivo, no sólo con unos importes razonablemente relacionados con la infracción y los beneficios ilícitos, sino penalizando las reiteraciones, pues son justamente estos establecimientos reincidentes los que generan el mayor número de conflictos.

  7. Haciendo de las terrazas espacios más saludables, libres de humo, incorporando en la Ordenanza la prohibición de fumar.

Defendemos, en definitiva, poder disfrutar de terrazas seguras, accesibles y saludables que se insertan en un espacio público equilibrado, garantizando los usos diversos, y que encajen en un proyecto de ciudad inclusiva, habitable y sostenible.
Queremos preservar el espacio público como espacio de convivencia y cohesión social.

POR UN ESPACIO PÚBLICO EQUILIBRADO, COMPARTIDO Y COMPATIBLE CON LA VIDA VECINAL
QUEREMOS TERRAZAS QUE NOS DEJEN DORMIR, PASAR Y JUGAR

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