Regular un entorno controlado de pruebas en Barcelona a través de una ordenanza, permitirá, por un lado, impulsar innovaciones suficientemente maduras, y evaluar su viabilidad, impacto y generación de valor público con vistas a su posible mejora, implementación o escalabilidad, al tiempo que crea aprendizajes sobre el marco regulador y el mercado, y desarrolla un entorno idóneo para generar nuevo conocimiento, así como la atracción y fomento del talento y la actividad económica en la ciudad de Barcelona.
La ordenanza quiere ampliar el margen de maniobra reglamentario y orientándolo hacia la experimentación para poder poner en práctica los desarrollos innovadores. Así, a través de este instrumento se producirá un intercambio de conocimiento que nutrirá un aprendizaje de todo el ecosistema no sólo sobre la innovación sino también sobre el marco jurídico que le ordena.
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