Las actividades que se lleven a cabo en el espacio de Pou de la Figuera deberían ser mínimamente invasivas a nivel acústico y ocasionales para no alterar la vida cotidiana de los vecinos que viven en la plaza, si queremos que este sea un barrio donde la gente viva de verdad y no un escaparate de festivales continuo. En alguna festividad concreta se entiende que se puedan realizar actividades más ruidosas por ser un barrio céntrico, pero en el día a día se deberían promover actividades controladas que sean compatibles con la vida de los vecinos y que pueden ser tan diversas como clases de taichi o yoga, exposición de artistas plásticos noveles, feria de libros o mercado de productos ecológicos etc
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