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¡Esto no es un simulacro!

Declaración de emergencia climática de Barcelona

El 15 de enero de 2020 la ciudad de Barcelona declara la emergencia climática y acelera una serie de cambios que comprometen a todos los agentes de la ciudad. Las evidencias científicas irrefutables y los efectos de la crisis climática global que ya estamos sufriendo nos llevan a actuar de manera urgente y contundente.

Aún estamos a tiempo. Es ahora o nunca:

DESCARGA EL DOCUMENTO ⬇️

Barcelona y la crisis climática

Hay que trabajamos conjuntamente

Esta declaración es fruto de un proceso de corresponsabilidad y reflexión conjunta llevado a cabo con la Tabla de emergencia climática.

La Mesa se constituyó en julio de 2019 como un grupo de trabajo del Consejo de Sostenibilidad, de acuerdo con el Reglamento de participación ciudadana del Ayuntamiento, para definir medidas concretas a desarrollar para hacer frente de manera efectiva a la emergencia climática. También es el espacio donde el Ayuntamiento rendirá cuentas de los avances y el cumplimiento de los compromisos adquiridos.

El proceso para elaborar esta declaración ha incluido cuatro sesiones de trabajo, donde en conjunto han participado presencialmente más de trescientas personas representantes de unas doscientas organizaciones. Además, se ha puesto a disposición la plataforma digital de participación ciudadana decidim.barcelona, donde se han producido 130 adhesiones a propuestas surgidas de las sesiones de debate y sesenta comentarios. Pódeis consultar las actuaciones a debate com las aportaciones recibidas.

La ciudadanía está comprometida e impulsa el cambio con el Ayuntamiento. Pero no es suficiente. Hay que involucrar a todos los agentes, cada uno desde su área de responsabilidad. Es necesaria la implicación de las otras administraciones que actúan en nuestro territorio, del sector económico, de otras ciudades, de todos los estados, que deben aumentar la ambición de sus objetivos de reducción de emisiones y se pondrán de acuerdo con los instrumentos y las herramientas necesarias para alcanzarlos. Son necesarias alianzas que permitan reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero y ser más resilientes.

Hay que facilitar el camino para que cada persona, desde su área de intervención, pueda avanzar en la lucha contra la crisis climática y hacer lo que le corresponde. Hacen falta nuevas normativas, una fiscalidad que integre el coste ambiental, más inversión para revertir el modelo energético actual y sustituir los combustibles fósiles y las centrales nucleares por energías renovables y de proximidad. Hay coherencia política.


Estamos en una situación de emergencia

La crisis climática afecta nuestras vidas y nos afectará mucho más. Según los escenarios analizados, aunque llegamos al escenario comprometido (reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero según el acuerdo de Paris), se prevé lo siguiente:

  • Incrementos de temperatura importantes, por ejemplo, 8 veces más olas de calor a finales de siglo en el escenario comprometido o 16 veces más en el pasivo. Todos los indicadores medidos relacionados con el calor evidencian un incremento en los últimos 34 años.

  • Disminución de la lluvia acumulada en la ciudad de entre un 14% y un 26% para finales de siglo para los dos escenarios. En el escenario pasivo, en el horizonte 2050, se prevé una necesidad de recurso adicional de agua potable de 18 hm3 / año. Además, los eventos de lluvia extrema serán más frecuentes, de manera que lo que antes pasaba cada 50 años, se prevé ocurra cada 35 años.

  • Pérdida de entre un 30 y un 46% de superficie útil de arena en la mayoría de playas. La playa de San Sebastián podría llegar casi a desaparecer en el peor de los escenarios.

  • Aumento del riesgo de incendio en Collserola y pérdida de biodiversidad.

  • Empeoramiento de la calidad del aire.

  • Afectación en infraestructuras críticas.

No actuar no es una opción. Tenemos que llegar a la reducción de emisiones del acuerdo de París y más allá.

Situación actual

Las ciudades son las responsables del 70% aproximadamente de las emisiones de gases de efecto invernadero a escala mundial, derivadas del consumo de energía asociado a su actividad. Barcelona, ​​como ciudad densa, mediterránea y compacta, consume poca energía y genera pocas emisiones comparado con otras ciudades, pero tiene mucho camino por recorrer. Esta situación se debe a que la mayor parte de la energía consumida en la ciudad se genera fuera de Barcelona y tiene un origen fósil o nuclear (50%), y únicamente un 5% es de origen renovable. Lo mismo ocurre con otros productos y bienes de consumo, que provienen de fuera de la ciudad, lo que provoca que se induzcan emisiones fuera del territorio.

Barcelona consumió 14.995 GWh de energía final en 2017, el equivalente a 9,25 MWh de media por habitante. Las emisiones de gases de efecto invernadero de Barcelona el año 2017, considerando el mix eléctrico de Cataluña, fueron de 3.413.260 toneladas de CO2-e, 2,11 t CO2-e / hab.

Gráfico 10. Emisiones de CO2-e por sectores (2017). | Fuente: Balance de energía de Barcelona. 2017- Agencia de Energía de Barcelona (Ayuntamiento de Barcelona)

La reducción de emisiones debe abordarse desde todos los sectores, pero sobre todo desde el transporte (responsable de casi el 30% de las emisiones), el sector doméstico (20,40%) y el de servicios (20, 59%).

Estas son las emisiones que se contabilizan a escala de ciudad, pero la actividad de algunas infraestructuras como el puerto y el aeropuerto generan también un gran impacto.

Se ha hecho una cálculo aproximado sobre las emisiones del puerto y el aeropuerto, las grandes infraestructuras de transporte- que va más allá de las que actualmente se asignan a la ciudad de estas infraestructuras en el Plan Clima para corresponsabilitzar- las. Por lo tanto, se incorporan en los gráficos siguientes las emisiones de su actividad contabilizando los vuelos del aeropuerto de Barcelona y las emisiones de las rutas de barcos de la actividad portuaria englobando sus rutas, que puede llegar a suponer cuatro veces las emisiones de GEI de la ciudad.

Los primeros pasos: el Plan Clima

El 26 de octubre de 2018 se aprobó el Plan Clima 2018-2030 de Barcelona abre en una nueva ventana, la estrategia climática de la ciudad.

El Plan Clima establece un paquete con más de 240 medidas para alcanzar un objetivo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero del 45% en 2030 respecto a 2005 y la neutralidad en carbono en 2050, así como otros objetivos de adaptación y resiliencia, justicia climática y acción ciudadana para 2030.

Queda mucho por hacer

Ante esta situación de emergencia, es necesario reforzar y acelerar las acciones previstas en el Plan Clima. Es en este marco que se presenta la declaración siguiente.

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