Barcelona es una ciudad diversa y plural en la que conviven personas de diferentes contextos y orígenes culturales. Efecto de esta diversidad es la conformación de una identidad rica y plural, en tanto que la ciudad actúa de punto de encuentro entre personas y colectivos con una amplia diversidad sociocultural.
Actualmente en la ciudad, según datos de 2020, un 27,8% de la población ha nacido fuera del Estado español, a este porcentaje es necesario sumar el número de hijos e hijas de personas migradas nacidas en Estado español, y las personas del pueblo gitano.
Ante esta realidad, el Ayuntamiento ha hecho, durante 10 años, una apuesta decidida por implementar políticas con o desde una perspectiva intercultural dirigidas a la construcción colectiva de la ciudad, y abre un proceso participativo dirigido al conjunto de áreas municipales i de los distritos, a la red asociativa y a la ciudadania de Barcelona.
Avanzar en este objetivo, implica entender la interculturalidad como un proceso dinámico y en constante aprendizaje, como un proceso que quiere una transformación social en la que se respete la pluralidad cultural de la ciudad, en el que el racismo y la discriminación no tenga cabida con el fin de dar respuesta a las necesidades de una sociedad en constante cambio. Cuando hablamos de diversidad tenemos que entender que también estamos hablando de reconocimiento de la diversidad religiosa de l ciudad, esta es un hecho: más de 569 centros de culto de más de 23 tradiciones religiosas diferentes conviven en la ciudad. Por otro lado, se tiene que reconocer dentro de esta diversidad el pueblo gitano.
Por este motivo, el Ayuntamiento de Barcelona impulsa este proceso de revisión, actualización y nueva estrategia que permeta concretar las líneas estratégicas de futuro de las políticas culturales, y que consisten en:
Elaborar un diagnóstico de la situación actual de la ciudad desde la perspectiva de la interculturalidad.
Impulsar un proceso de reflexión interna con las diversas áreas municipales para promover y reforzar la transversalidad y la dimensión territorial.
Impulsar un proceso participativo con actores clave de la sociedad civil que permeta la identificación compartida de los principales retos y prioridades.
Compartir